Lesión en el tendón de Aquiles

Lesiones

La lesión en el tendón de Aquiles

Cuenta la leyenda que Aquiles, héroe de la Guerra de Troya, era invulnerable. Nada ni nadie podían herirle. Salvo en el talón. Eso se debía a que su madre, cuando nació, le bañó en la laguna Estigia agarrándolo por el pie, y la única parte del cuerpo que no se sumergió fue el talón. Y de ahí viene el nombre de esta parte de nuestro cuerpo, a la vez tan poderosa y tan frágil. Hoy hablamos de la lesión en el tendón de Aquiles. Signos, síntomas y qué puedes hacer para detectarla, evitarla y, llegado el caso, tratarla. Un spoiler: la Fisioterapia puede ayudar mucho.

foto de un pie para mostrar donde está el tendón de Aquiles

¿Qué es el tendón de Aquiles?

Aunque todo el mundo lo sabe un recordatorio nunca viene mal. El tendón de Aquiles (y no talón), es la «cuerda» tan gruesa y dura que se encuentra justo al final de nuestro gemelo. Es la estructura que «une» el gemelo con el hueso calcáneo (el talón). Se trata del tendón más potente del cuerpo y es capaz de soportar cargas muy altas.

esquema de la anatomía del tendón de aquiles

¿Qué función tiene el tendón de Aquiles?

La función de este tendón como la de todos es la de transmitir la fuerza que generan los músculos. En este caso, el tendón de Aquiles corresponde al gemelo y al sóleo. Son los dos músculos principales (pero no únicos) encargados de pisar.

Fase Concéntrica

Explicado de otro modo, en cada paso que damos, la elevación del talón del suelo se produce gracias a estos músculos y por lo tanto al tendón (fase concéntrica). Si caminamos, la intensidad de la contracción será baja, pero si corremos, será mayor. Si hacemos un salto a una pierna, la intensidad será casi máxima.

 

Fase excéntrica

Del mismo modo, estas estructuras (gemelo, sóleo y tendón) son los encargados de amortiguar y frenar cada paso que damos. Desde que el talón o la punta del pie contactan con el suelo, estas estructuras trabajan para frenar el movimiento (fase excéntrica).

En definitiva, el tendón de Aquiles trabaja en todo momento. Cada vez que corremos, caminamos y saltamos estamos poniendo a trabajar a nuestro tendón. Es importante entender esto para explicar la lesión en el tendón de Aquiles.

Síntomas de la lesión en el tendón de Aquiles

¿Cómo puedo saber si tengo una lesión en el tendón de Aquiles? La respuesta es sencilla. Si tienes dolor, tienes una lesión. No necesariamente una lesión grave. Pero sin duda, si tienes dolor en el tendón de Aquiles significa que debes prestarle atención.

Dolor a la palpación:

Uno de los síntomas más frecuentes es el dolor a la palpación. Si te tocas el tendón y te duele significa que tienes el tendón de Aquiles inflamado. Es importante que lo compares con el otro lado. En general el tendón de Aquiles es una estructura un poco sensible y puede molestar si lo pellizcas con fuerza. Pero si hay diferencias entre uno y otro OJO!

 

Dolor en frio:

Muchas veces el tendón de Aquiles te permite hacer ejercicio físico sin problema pero en frío te duele. Casi siempre suele ser molesto por las mañanas cuando te levantas de la cama. O también cuando te pones de pie tras varias horas sentado. La sensación suele ser de dolor, o rigidez en la zona. Según el grado de inflamación, ese dolor puede durar unos segundos o hasta varios minutos. En cualquier caso ese síntoma implica inflamación en el tendón de Aquiles.

 

Dolor en la práctica deportiva:

El tendón de Aquiles también puede molestar o doler durante la práctica deportiva. En ocasiones se trata de un dolor leve que no impide el entrenamiento. Otras vez se trata de un dolor agudo que no nos permite entrenar. En cualquiera de los dos casos, se trata de un signo muy claro de que tenemos una lesión en el tendón de Aquiles y que debemos hacer un tratamiento.

 

Causas de la lesión en el tendón de Aquiles

Las dolencias y lesiones en el tendón de Aquiles se pueden producir de dos maneras diferentes. Es importante saber cómo se producen estas lesiones para poder tomas medidas y hacer una buena prevención.

Debilidad muscular

La primera causa y la más frecuente es la debilidad de la musculatura. Como ya hemos explicado, el tendón de Aquiles es el tendón del gemelo y del sóleo. Están unidos y forman un «equipo» de trabajo. Su misión es la que hemos explicado anteriormente: amortiguar el impacto contra el suelo y propulsar el cuerpo hacia adelante.

Cuando la musculatura está débil no puede hacer su trabajo de una forma completa. Esto implica que pasados una serie de pasos, los gemelos o sóleo no se contraen con la intensidad necesaria para llevar a cabo su función. Pero la función sigue haciéndose. ¿Quién la hace? El tendón. Por lo tanto el tendón está trabajando más de lo que le corresponde. Si esto ocurre durante un tiempo prolongado, el tendón de Aquiles acaba sufriendo. Se inflama y duele.

 

Traumatismos directos o indirectos

En ocasiones el tendón de Aquiles se puede lesionar por uno o varios traumatismos. En el caso de un traumatismo directo (una patada o pisotón) no hay mucho que se pueda hacer para evitarlo.

Pero en el caso de un micro traumatismo de repetición si se puede hacer algo. En el caso de los corredores de larga distancia sobre todo, el tendón sufre muchos impactos. La técnica de carrera en este caso es fundamental para evitar esta lesión. Pero en ocasiones aunque la técnica sea buena, el tendón no tolera tantos impactos y se acaba inflamando. Si no logramos hacer que la inflamación baje antes de volver a correr, acabaremos dañando el tendón de Aquiles.

 

Tipos de lesión en el tendón de Aquiles

El tipo de lesión que se puede producir en el tendón de Aquiles es complejo. En todos los casos podemos hablar de inflamación. No vamos a entrar en este artículo a determinar los tipos de inflamación y patologías del tendón.

Lo que debe quedar claro acerca de esta lesión es cómo funciona el proceso inflamatorio de un tendón como el tendón de Aquiles.

Cuando sometemos a una carga al tendón que no es capaz de tolerar, el tendón se irrita y se inflama. Esta inflamación en un primer momento a penas es perceptible. Los síntomas pueden ser tan leves como un poco de rigidez matutina que apenas nos dificulta la marcha.

Pero si el estímulo nocivo persiste, la inflamación se acumula. A mayor inflamación acumulada, mayor dolor. De esta manera, los síntomas van en aumento en el orden que hemos explicado previamente.

 

Una bonita historia con 2 posibles finales

Pongamos un caso típico: Javier, corredor amateur. Decide empezar a correr más días a la semana y más tiempo para conseguir su objetivo: correr una media maratón. Al aumentar las cargas empieza a notar por las mañanas una ligera molestia. Esta molestia desaparece a los 30 segundos de levantarse y por lo tanto no le da ninguna importancia.

El principio

Javier tiene marcado un plan de entrenamiento para llegar a su evento y lo sigue a raja tabla. Pasan tres semanas y la molestia en el tendón ha evolucionado. Ahora le molesta todas las mañanas durante 5 minutos, y también en frío, cuando está mucho tiempo sentado en la oficina. Además, antes de salir a correr se siente un poco rígido, pero en cuanto calienta se le pasa. La molestia sigue sin impedirle correr y por lo tanto no le da importancia.

 

¿Paro o sigo?

Ya han pasado otras 4 semanas y Javier no puede dejar de entrenar. Pero ahora Javier tiene un dolor agudo muy desagradable cada mañana que dura entre 5 y 10 minutos pero que acaba desapareciendo. Aún no le impide entrenar pero cada vez que empieza y acaba de correr tiene molestias. Sigue sin ir al fisio.

La fecha de la carrera está cerca y Javier tiene que seguir con su plan. Lo que ocurre es que solo quedan 3 semanas para la carrera y Javier se despierta, trabaja y entrena con dolor. Pero durante el entreno el dolor es soportable, aunque cada día menos. Por las mañanas y en el trabajo Javier está «tieso».

Demasiado tarde

Queda 1 semana las molestias han aumentado demasiado. Ahora ya no le dejan correr con normalidad. Su objetivo está en alto riesgo. Todos sabemos que no va a poder terminar esa carrera. Y aunque la termine, lo hará con dolor. Después de la carrera irá al fisio.

 

Final de la historia:

Javier acude al fisio tras no poder ni siquiera terminar la carrera por dolor. Ahora lleva con una lesión en el tendón de Aquiles de más de 3 meses y con mucho dolor. Le esperan unos meses de trabajo de rehabilitación, entrenamiento de fuerza y sesiones de Fisioterapia. Tendrá que dejar de correr durante un tiempo.

Si hubiera leído este artículo antes y hubiera escuchado a su cuerpo la historia habría sido diferente. Un fisioterapeuta le habría explicado todo. Javier habría modulado las cargas de entrenamiento, se habría cuidado y habría aumentado los niveles de fuerza del gemelo y sóleo. Ahora llevaría 3 meses disfrutando de cada entrenamiento y podría haber cumplido su sueño de correr una media maratón.

 

Conclusión acerca de las lesiones en el tendón de Aquiles

Es una lesión que aparece de forma progresiva, sin hacer mucho ruido. Es muy importante conocer los síntomas y saber escuchar a nuestro cuerpo. En caso de tener molestias o alguna duda debes acudir a un fisioterapeuta. Cuando hacemos un entrenamiento exigente conviene estar guiado por un profesional.

En FisioandTherapies somos especialistas en Fisioterapia Deportiva en Alcalá de Henares. Si tienes alguna lesión deportiva o has emprendido un proyecto personal de ejercicio físico nosotros te podemos ayudar y asesorar. Si buscas una clínica de fisioterapia en Alcalá de Henares o buenos profesionales que te guíen en tu camino, puedes contar con nosotros. Si así lo deseas, puedes coger cita aquí.

Gracias por leer nuestro artículo. Esperamos que te haya gustado y que te hayamos ayudado! Nos vemos en el siguiente!!

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