Lesión de ligamento cruzado: ¿qué debo hacer?

Hoy vamos a hablar de la tan temida como famosa lesión de ligamento cruzado anterior. Una lesión que aunque no es la más frecuente en el deporte de alto rendimiento si es una de las más preocupantes. A todo deportista le preocupa sufrir esta lesión de rodilla por varios motivos: el tiempo prolongado de baja y las posibles secuelas a medio y largo plazo. Hoy te contamos en qué consiste esta lesión, los distintos tipos de cirugías y qué pasos seguir para hacer una buena recuperación.

¿Cómo funciona la rodilla?

En el cuerpo tenemos varios tipos de articulaciones, pero podríamos resumirlas en dos tipos: articulaciones móviles y articulaciones de carga. La rodilla es una articulación de carga y por ello tiene poca movilidad y mucha estabilidad. Para conseguir esa estabilidad contamos con dos tipos de elementos: los activos (músculos) y los pasivos (ligamentos).

Cada vez que practicamos deporte sometemos a inestabilidad a nuestra rodilla y son estos elementos los que se encargan de garantizar la estabilidad. En general cuanto más «fuertes» estén los músculos, menos riesgo de sufrir lesiones de rodilla tendremos. Pero cuando los músculos fallan, los que «sujetan» la rodilla son los ligamentos (ligamento cruzado anterior y posterior, ligamentos laterales). Pero los ligamentos son estructuras que soportan solo un tipo de tensión.

Anatomía del ligamento cruzado anterior

Este ligamento se encuentra en la parte interna de la rodilla, y une el fémur y la tibia. La función básica de este ligamento es evitar que la tibia haga una traslación hacia adelante. Para cumplir este objetivo, los músculos principales son los isquiotibiales.

El ligamento cruzado anterior soporta tensiones antero-posteriores, pero no tolera la torsión. Por eso un movimiento de valgo (rodilla hacia dentro) y rotación suele ser el mecanismo de lesión del ligamento cruzado anterior. Para evitar este movimiento, el músculo glúteo medio es el más importante ya que estabiliza la cadera y por tanto la rodilla.

En general los deportes que más sufren esta lesión son aquellos que tienen contacto físico (fútbol, rugby, balonmano) y un componente alto de incertidumbre (no saber qué va a ocurrir en cada acción).

¿Qué hacer si tengo una lesión de ligamento cruzado anterior?

La lesión de ligamento cruzado es muy característica. Un gesto más o menos brusco que acaba con un chasquido interno en la rodilla. Generalmente cursa con dolor agudo en los instantes posteriores en la parte posterior de la rodilla (hueco poplíteo) y mucha inflamación.

Lo primero que debemos hacer es un buen diagnóstico. Para ello la mejor y única forma de hacerlo es mediante una resonancia magnética. La resonancia nos dirá si el ligamento está roto o no, y si hay otras estructuras afectadas como el menisco.

Además del diagnóstico, aplicaremos frío y reposo durante los primeros días para tratar de bajar al máximo la inflamación de rodilla.

¿Es necesario operar el ligamento cruzado anterior?

La respuesta es no siempre. La cirugía de ligamento cruzado es compleja y puede dejar secuelas a nivel funcional. Por eso si podemos evitarla, mucho mejor. Decidir si es necesario operar el ligamento cruzado en ocasiones es fácil porque no hay alternativa. Pero otras veces podemos elegir. Todo depende de varios factores.

El factor más importante a la hora de decidir si hay que operar es la inestabilidad. Al caminar, o al hacer actividades de la vida diaria como bajar escaleras sentimos que la rodilla se «nos va». Eso es un signo claro de inestabilidad. La conclusión es que si la rodilla no es estable para hacer movimientos sencillos, tampoco lo será para practicar deporte. Y por lo tanto habrá que operar.

Pero ¿qué pasa si no tengo inestabilidad?

Entonces debemos valorar otros factores. El más importante es la afectación o no de menisco. Si el menisco está afectado puede dar problemas. Los problemas más frecuentes derivados de una lesión de menisco son la inflamación, el dolor y el bloqueo de rodilla. Si tenemos algunos de esos síntomas es muy probable que la operación sea necesaria.

Tengo el menisco  y el cruzado rotos y no me duele

En ese caso tenemos grandes noticias. Es posible que no tengas que operarte. Si tu rodilla está estable, no tienes dolor ni bloqueo entonces todo va bien. En ese caso la opción más sensata es la de hacer una buena rehabilitación y trabajo de fortalecimiento. De esta forma es muy posible que puedas volver a practicar deporte con plenas garantías sin necesidad de operarte.

Entonces ¿qué hago con la lesión de ligamento cruzado anterior?

A modo de resumen:

Si el ligamento está roto y tienes inestabilidad: hay que operar

Cuando el ligamento está roto, si no tienes inestabilidad pero tienes afectado el menisco y te da problemas como bloqueo, chasquido, o dolor: hay que operar pero tal vez puedas operar solo el menisco

Si el ligamento está roto pero no hay inestabilidad ni afectación de menisco: puedes no operarte y hacer una buena rehabilitación.

En el siguiente artículo hablaremos de los tres tipos de cirugías de ligamento cruzado y sus consecuencias para nuestra salud. Cada tipo de operación tiene una serie de ventajas e inconvenientes que debemos conocer a la hora de hacer la rehabilitación. Y también hablaremos de cómo debes llevar a cabo tu proceso de recuperación si has sufrido una cirugía de ligamento cruzado anterior. No dejes que te engañen con rehabilitaciones de mala calidad. Una buena recuperación es clave a la hora de volver a practicar deporte de forma sana y sin recaídas.

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Gracias por leer nuestro artículo! Esperamos haberte ayudado!